Sin internet ni conexión ni teléfono celular: Clases en la escuela móvil

Selene Esparza da clases a los hijos de los migrantes en lugares remotos de México. Trabajadores que a menudo no tienen acceso a una sala, menos a Internet o a un teléfono móvil. En gran parte, gracias a los contenidos generados en el marco de la Iniciativa: Educación STEM para la innovación, esta joven profesora ha creado interesantes lecciones con sus alumnos, que de paso han convencido a los padres para que permitan a sus hijos ir a la escuela en vez de trabajar en el campo.

Selene Esparza, profesora secundaria enseña a comunidades remotas del Estado de Zacatecas, México.

© Siemens Stiftung

“Los estudiantes estaban muy orgullosos. Aprendieron que son capaces de resolver problemas de su comunidad usando lo que aprenden en la escuela”.

A pesar de los desafíos provocados por la pandemia, la maestra Selene Esparza pudo utilizar los recursos en línea proporcionados por la Iniciativa educativa para crear lecciones atractivas para sus estudiantes basadas en su vida cotidiana y los fenómenos naturales. Con recursos del Portal de Medios y CREA (Centro Recursos Educativos Abiertos), empoderó a sus alumnos para encontrar una solución a un problema cotidiano: un filtro fácil de usar que purifica el agua de las fuentes locales, haciéndola apta para beber. Como resultado, las lecciones de Selene mejoraron las condiciones de vida de toda la comunidad.

La escuela de los jornaleros

“La Escuela de Jornaleros Migrantes se encuentra en medio de los extensos campos de frijoles, chiles y tomates en el estado de Zacatecas, México. En medio del campo también están las pequeñas chozas en que viven los trabajadores migrantes y sus familias. Están allí durante el tiempo que dura la siembra o la cosecha, y luego se van a cualquier otro lugar donde encuentren trabajo. El caserío no es un pueblo, ni siquiera tiene un nombre, es sólo un grupo de casas que coloquialmente se conoce como “lugar de pozos colectivos”, ya que ahí hay cuencas de captación de agua para regar los campos.

“Salgo de Guadalupe -capital de la región del mismo nombre- a la carretera asfaltada y tras unos 30 minutos de conducción, tomo un pequeño sendero que atraviesa los campos. Tras otros 30 minutos llego a un gran árbol y un vagón de tren. Esa es la escuela. Aquí no hay ninguna forma de conexión técnica con el mundo exterior. Ni siquiera una antena o un mástil de telecomunicaciones.

“Los niños y jóvenes que allí estudian son representativos del 50% de los estudiantes de América Latina. No tienen ninguna oportunidad de educación digital. En mi primer día allí abrí con la llave que me entregaron, el vagón de tren y pensé: “Así que esta es la realidad: estoy sentada entre tomates, judías y chile. Aquí no funciona ni un computador, ni menos internet.

Selene Esparza, profesora secundaria enseña a comunidades remotas del Estado de Zacatecas, México © Siemens Stiftung

© Siemens Stiftung

Somos tres profesores que atendemos en total a unos 80 alumnos y niños de párvulos. Todos los días, conducimos uno de nuestros coches hasta el pueblo ida y vuelta. Los niños mayores suelen ir a la escuela en sus ciclomotores y en la parte trasera llevan a los más pequeños. Cinco alumnos tenían entre 13 y 15 años, ellos entraban en mi rango de enseñanza.

La pandemia por Covid-19

“Durante la pandemia tuve que cambiar mi forma de enseñar. Al principio, cuando comenzó el Covid-19, intenté enviar las instrucciones de las clases a mis alumnos a sus teléfonos móviles. Pero en el lugar no hay buena recepción, por ende, los jóvenes tenían que caminar hasta un campo y sostener sus teléfonos en el aire en determinados puntos para tener señal. Tampoco cuentan con grandes paquetes de Internet, por lo que simplemente no revisaban los mensajes o tardaban mucho tiempo en hacerlo. Sus padres, además, los comenzaron a llevar al campo más a menudo de lo habitual, a veces trabajaban allí durante 12 horas y luego estaban demasiado agotados para hacer más tareas”.

“Al principio estaba desesperada: ¿Cómo iba a conseguir que los jóvenes aprendieran si yo misma rara vez podía estar ahí? Por mi propia protección y la de mis alumnos, ya no iba al pueblo todos los días, sino cada 15. Pero tenía que ir, porque de lo contrario, los jóvenes de esta zona remota, aislada del mundo exterior, no podrían conseguir material didáctico para aprender”.

“En casa, en mi computador, preparé un folleto didáctico con instrucciones que luego usando una mascarilla y un protector facial entregué a los estudiantes. La protección bucal, era todo lo que la mayoría de las familias podían permitirse. En el cuaderno, combiné el plan de estudios de la Secretaría de Educación de México con elementos de enseñanza y aprendizaje experimental, utilizando una mezcla de materiales del CREA, el Portal de Medios de Siemens Stiftung y los cursos de INNOVEC. Cada tarea incluía un experimento en STEM que debían elaborar y documentar”.

Experimento ¿Es siempre visible la contaminación del agua?. Estudiante Eleazar Ríos.

© Siemens Stiftung

Muchos de mis conocimientos didácticos los obtuve de los cursos dictados por INNOVEC, donde también conocí el programa educativo Experimento. Muchos de los materiales con los que trabajo los obtengo en el Centro de Recursos Educativos Abiertos, CREA y el Portal de Medios de Siemens Stiftung en español.

Allí obtuve grandes ideas que ordenaron y sistematizaron mis propias ideas para la enseñanza basada en la investigación. Había aprendido a guiar a los niños para que observaran atentamente su entorno y a enseñar contenidos de biología, matemáticas, español e historia a través de los fenómenos naturales.

“La versión en línea de los materiales didácticos me ayudó y me dio ideas, los imprimí y luego los enseñé en su versión fuera de línea en los lugares más remotos de México. Gracias a las sugerencias entregadas por los materiales disponibles gratuitamente en Internet pude como profesora en primer lugar conocer nuevos contenidos y, en última instancia, prepararlo, llevarlo y transmitirlo en los contextos de mis alumnos.”

Un experimento para mejorarla calidad de vida

“¿Cómo les enseño higiene en estas condiciones? ¿Cómo enseñarles a tomar agua? Abordé estas cuestiones porque afectaban directamente a los jóvenes. En el pueblo, sólo había cuencas de captación para el agua de lluvia y algunos pozos perforados, pero el agua no estaba limpia, y mucho menos era potable”.

“La idea de construir un filtro de agua se me ocurrió revisando el Portal de Medios de Siemens Stiftung. El filtro se hace con materiales sencillos como un trozo de tela, una malla metálica fina y piedras pequeñas. El experimento me pareció significativo tanto para los jóvenes, por su curiosidad y los conocimientos científicos que conlleva, pero también para sus familias. Cuando los alumnos vieron el agua que salía de los filtros, se quedaron increíblemente sorprendidos: Tenía un color completamente diferente al del agua sucia que ellos conocían. Ya no tenía sabor a sucio”.

“Trabajamos con un filtro de agua en una fuente de agua cercana a la escuela y los estudiantes luego reprodujeron estos sencillos filtros en sus casas. Los padres vieron inmediatamente el beneficio que significaban y contribuyeron con materiales. Los estudiantes estaban muy orgullosos. Aprendieron que son capaces de resolver problemas de su comunidad usando lo que aprenden en la escuela”.

Estas soluciones mejoraron directamente la vida de los niños. De hecho, esta fue la asignatura en la que los alumnos mostraron más motivación y no se cansaron de hacerlo. La relación con su propia realidad, el beneficio visible que les brindó este conocimiento, les hizo aprender más rápido y mejor.

Mi biografía

Interior de una sala de clases

© Siemens Stiftung

“Estudié biología. Nunca quise ser profesora. Pero cuando terminé mis estudios, entré en contacto con INNOVEC y me interesó mucho la forma en que enseñaban el aprendizaje indagatorio y la ciencia a través del programa SEVIC Experimento. Hice todas las formaciones que INNOVEC ofrece para los diferentes niveles escolares, participé en el programa de formación de formadores e incluso formé a otros profesores. Lo disfruté mucho. Los talleres y programas me abrieron el mundo de la enseñanza y el de ser profesor.

Cuando mi madre enfermó de cáncer y tuve que ayudar a mantener a la familia económicamente, decidí aceptar un trabajo de profesor normal. Aquí, en México, tenemos un sistema educativo específico para comunidades remotas, construido para dar la oportunidad de aprender al mayor número posible de estudiantes, incluso en las zonas y pueblos más remotos. El sistema, desarrollado para niños de 12 a 15 años, se basa principalmente en educación a distancia.

Antes de que existiera Internet, esta forma de educación se impartía a través de la radio y la televisión. Se desarrollaron canales gubernamentales para programas y contenidos educativos. En un principio muchas de las personas que enseñaban no tenían formación educativa. Yo tampoco. Había completado la formación que entregaba INNOVEC, pero me contrataron principalmente como biólogo para la sección de ciencias.

Todos mis trabajos en este campo fueron desafiantes: trabajé en pequeños lugares remotos lejos de cualquier sistema – didáctico, técnico o social. Siempre he enseñado a un gran número de niños de diversos orígenes y niveles educativos. A menudo no enseñaba las materias para las que estaba formada. La pandemia coronó estos retos”.

El presente

“Desde hace un tiempo doy clases a 15 alumnos en una nueva sede. El lugar tiene recepción de teléfono móvil, por lo que puedo comunicarme con los niños a través de WhatsApp. Esto funciona fantásticamente. Reciben las tareas que les envío, en forma de archivos de texto o audio y en forma de fotos. También aquí intento vincular estrechamente el contenido de la enseñanza con el mundo que rodea a los jóvenes a través de experiencias.

“Muchos padres se han unido al grupo, hacen preguntas y aprenden a la par. En el grupo también debatimos cuestiones que giran en torno al vínculo entre ciencia y arte. Les suelo preguntar ¿Qué ves hoy a tu alrededor? Detente y haz una foto de lo que más te interese. Puede ser el más mínimo detalle”. Me envían las fotos más interesantes. De briznas de hierba y de caballos.

Algunos escriben: “Estoy tumbado en la hierba mirando al cielo y viendo las nubes”. Otros envían fotos de flores, de platos para comer. También hablamos de eso.

En el grupo también debatimos cuestiones que giran en torno al vínculo entre ciencia y arte. Les suelo preguntar ¿Qué ves hoy a tu alrededor? Detente y haz una foto de lo que más te interese..

Cierre del ciclo escolar 2020-2021, con la estudiante Perla de segundo grado. Telesecundaria Francisco Villa, ubicada en la comunidad Chichimequillas, Fresnillo Zacatecas

© Siemens Stiftung

“También conversamos sobre temas socio-emocionales. Durante la pandemia, los jóvenes han sentido una presión completamente diferente en términos de amistades, en términos de interacción social. Los padres también me preguntan cómo afrontar el hecho de que los niños sufran por la sensación de estar encerrados, por la falta de contacto social directo. Tengo que ser creativa para captarlo. Pero por muy limitado que parezca WhatsApp, este intercambio ha sido sorprendentemente interesante.

“Me entrevistaron como parte de un proyecto de la Iniciativa Educativa de Siemens Stiftung que está creando podcasts y cafés virtuales por y para los profesores sobre la enseñanza durante la pandemia. A través de este proyecto he entrado en contacto con profesores de toda América Latina que se encuentran en situaciones docentes similares a la mía. Todos ellos han trabajado con Experimento, los contenidos digitales de CREA y el Portal de Medios, y todos han tenido que poner estos materiales a disposición de sus alumnos fuera de línea durante la pandemia. La red es increíblemente útil, el intercambio de experiencias es muy inspirador”.

Ahora estoy haciendo un máster, pero sigo trabajando con estudiantes. Incluso después que me enviaran a otra escuela, he mantenido el contacto con algunos alumnos del “lugar de pozos colectivos”. En mi tesis de maestría me gustaría desarrollar con estos jóvenes un calentador solar para solucionar como el frío de este lugar remoto. Esta solución permitirá que los alumnos de la Escuela Jornaleros Migrantes asistan a un aula vagón de tren calefaccionada, y que no se enfermen tan rápido porque las cabañas de sus familias también estarán calefaccionadas. Esto también provocaría una mayor aceptación entre las familias de la escuela. Ese es mi objetivo, estoy segura que lo conseguiré.

Todavía no tenemos dinero para los materiales. Los padres no pueden aportarlo. Pero lo encontraré. Hasta entonces, estoy segura de que los jóvenes llevarán los conocimientos que les permitieron construir el filtro de agua al siguiente asentamiento cuando sus padres se trasladen al término de la temporada.